Revisando un disco duro que tengo por casa encontré estas fotos de hace un par de veranos, y creo que merece la pena colgarlas en el blog, una buena anécdota para contarle a los nietos por lo insólito de la captura
Torrándonos en pleno agosto 2011 durante una tarde de playa con las novias, estábamos Tello, Ro, Cañete, Bea y yo. Teníamos un par de gafas de bucear, Tello y yo nos damos un baño en plan snorkeling por unas piedrecillas a 2-3 metros de profundidad, le voy enseñando algun sargo, una urta pequeña, una morena, un poco de vida marina, todo muy divertido
Esta zona la conozco, en la que he pescado lenguados los últimos años. Buscamos un poco por la zona y encuentro un par pequeñajos por unos pasillos de arena entre piedras, sigo escudriñando un rato y consigo encontrar un buen lenguado semienterrado. Se lo enseño a Tello, vamos haciendo varias bajadas para observarlo de cerca, está tranquilo confiando plenamente en su mimetismo. Aunque está un poco enterrado nos damos cuenta que es enorme. No tengo nada para intentar capturarlo, pero mi instinto pescador en pocos segundos me hace transformarme de dominguero playero a killer depredador, jeje. Pero no sé como narices intentar pillarlo
La estrategia sobre el papel va a ser acercarme hasta ponerme al lado, intentar meterle el dedo en la agalla para tener un punto firme y que no se escurra... por lo menos baja conmigo que lo vas a ver escapar le digo a Tello, jaja
Me pongo en marcha, me sumerjo y me coloco a su lado, y en un movimiento rápido le consigo meter el dedo por la agalla, hago fuerza con la otra mano y tiro hacia la superficie!! El lenguado se revuelve, es el momento mas delicado para escaparse pero sé que lo tengo bien pillado!! Tello que lo ha visto todo en directo a un metro de distancia monta una escandalera en el agua que no veas, le digo que tenemos que salir echando leches que me está haciendo mucha fuerza y se me va a escapar... en pocos minutos conseguimos alcanzar la orilla con el lenguado, sesión de fotos por parte de las novias y media playa de mirones, jaja
Detalle del dedo en la agalla:
El lenguado intentando escaparse me levantó un poco de piel del brazo haciendo fuerza a contraescama, herida veraniega de un par de semanas, herida de guerra
Tan codiciada presa se la regalé a Cañete para que la cenara con la familia, que por cierto comentaron que estaba riquísimo
A mí con esta forma de captura "extrema" ya me valió, la sonrisa y la satisfacción me duró unos cuantos días.
Abrazos
Ya había leído antes la anécdota, pero no me he resistido a volver a leerla,...eres un figura!!! abrazos amigo!!!
ResponderEliminarGracias Soto!! Cosas de estas pasan muy pocas veces!! Un abrazo fuerte
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